Es una sinergia de dos disciplinas, las neurociencias y el
marketing. La primera (neurociencias) aporta a la segunda nuevos datos
objetivos que hasta ahora no se podían medir, para que la segunda (marketing)
sea capaz de tomar decisiones de forma más segura y efectiva.
Hasta la llegada del neuromarketing, se le podía preguntar a una
persona si le gustaba o no un logo o un producto antes de lanzarlo. Pero las
personas, muchas veces, respondemos lo que el otro quiere oír, aunque no sea
exactamente lo que pensamos, o tendemos a ver lo que confirma lo que creemos.
Es lo que en psicología se denominan sesgos. Con lo cual, respondemos una cosa,
pero pensamos otra. Pero en estos casos (que son la mayoría) lo que le interesa
al marketing para decidir es lo que realmente piensa esa persona, pero no lo
que dice. Ante esta necesidad nace el neuromarketing. Usa métodos y
herramientas del mundo de las neurociencias para medir lo que nos gusta o
disgusta, independientemente de lo que digamos.
¿Cómo puede generar negocio un nuevo emprendedor con el neuromarketing?
El neuromarketing puede usarse directamente, encargando un
estudio a una empresa que se dedique a ello. Existe la creencia errónea de que
el neuromarketing es algo caro reservado a grandes compañías. Igual que un
profesional del diseño gráfico hace un logo para una Pyme sin cobrarle lo mismo
que Coca-Cola paga por uno para un producto suyo, la empresa de neuromarketing
especialista en Pymes podrá adaptar el estudio al presupuesto de esta, sin que
el trabajo sea, por ello, menos efectivo.
También se puede usar neuromarketing aplicado. Hay estudios de
neuromarketing aplicados a diferentes productos, sectores y mercados que les
puede aportar información muy valiosa.
Escrito
por José Antonio Calvo
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