viernes, 20 de febrero de 2015

Amor y mariposas en el… ¿Cerebro?

Cuando recibimos el flechazo de cupido notamos que algo cambia: nuestro corazón palpita más fuerte, transitamos por la vida totalmente distraídos y nuestra atención y pensamientos se fijan en la persona de la cual nos enamoramos, sentimos mariposas en nuestro estómago, algo que suena muy poético… 

sin embargo, corriendo el riesgo de resultar poco románticos, lo que realmente sucede es que nuestro cerebro y cuerpo son bañados por una lluvia de diversos neurotransmisores y hormonas.

Mediante este maravilloso cóctel nos podemos transformar en personas pacientes ―cuando en realidad la calma no es una de nuestras virtudes― casi por arte de magia. De hecho, hasta podemos disfrutar de acompañar a nuestra pareja durante varias horas a probarse ropa en el shopping o sentarnos gustosos a ver la totalidad de un partido de fútbol mundialista entre Argelia vs. Rusia.

Seguramente, las personas que nos rodean observarán que algo está distinto en nosotros sin poder comprender del todo qué nos cambió de forma tan drástica. Afortunadamente, ahora podremos darles algunas explicaciones sobre nuestra manera de proceder.

En las primeras fases del enamoramiento la glándula suprarrenal aumenta la liberación de cortisol; esto no sólo nos lleva a sentirnos más ansiosos y eufóricos, sino también a transformar nuestra percepción, algo que podría llevarnos a disminuir nuestra capacidad de discernir las cosas negativas y aumentar la visión positiva de la persona que tanto nos atrae.

En el caso de los hombres, disminuyen los niveles de testosterona –entre 20 y 40 veces mayor que en las mujeres–, lo que nos permite centrar nuestra atención en esa mujer que tanto nos atrae, además de volvernos más “tranquilos y pacientes”.
En el caso de las mujeres, los niveles de testosterona aumentan, incrementándose la libido y la desinhibición. Digamos, metafóricamente hablando, que los hombres nos volvemos más femeninos y las mujeres, más masculinas, algo que ayuda a reducir las diferencias.

Asimismo, entran en juego otros neurotransmisores, entre los que podríamos destacar la dopamina, la oxitocina, la adrenalina, la serotonina y la vasopresina. Ellos son los responsables de la hermosa sensación de estar enamorados –aumentando la empatía, la confianza, el estado de ánimo, y el apego–, pero también “desconectan” parcialmente nuestra conciencia. 

Por lo cual nuestro cerebro tendrá dificultades para evaluar los contrastes, pudiendo llevarnos a cometer algunas imprudencias. Por ejemplo, la dopamina será la responsable de esa gigantesca motivación de ir al encuentro de la persona amada sea como sea, aunque ésta viva muy lejos. 

No obstante, luego de un tiempo, los niveles de dopamina descienden, lo que permite que nuestra conciencia pueda volver a evaluar nuestras acciones y a veces hacernos notar nuestro modo de actuar, llevándolos a plantearnos lo que estamos haciendo, asimismo, las zonas cerebrales involucradas en los períodos de amorío –entre las que podemos destacar: hipotálamo, amígdala, núcleo accumbens, tegmental ventral, núcleo estriado e ínsula–, estimuladas por los neurotransmisores mencionados anteriormente, también se encuentran vinculadas con los estados emocionales de ansiedad, depresión y obsesión, por lo que los cambios de humor y ánimo pueden ser muy espontáneos y frecuentes.

Esta combinación de neurotransmisores, tan magnífica y gratificante, pero también un arma de doble filo, comienza a decrecer con el pasar de los meses. A medida que transcurre el tiempo, influidos por la testosterona, nuestros niveles de “paciencia”, evaluación positiva del otro individuo, apego, etc., tienden a disminuir, al igual que nuestro acercamiento en las conductas y emociones.

Aquí es el momento en el cual nuestra conciencia e inconsciencia comienzan a tener fuerzas equiparables: las diferencias surgen y la capacidad de observarlas también. Por consiguiente, muchas parejas terminan peleándose o sintiéndose engañada por el otro.
Pero, ¡atención!: no está todo perdido. Si bien nuestra biología siempre cumple un rol apreciable en nuestro estado emocional, con conocimiento las cosas cambian y podemos llevar adelante estrategias que nos permitan mantener los neurotransmisores y las emociones de nuestro lado.

Como mencionaba anteriormente, la dopamina tiene un papel muy relevante en la motivación, además de ser la responsable de convertir una actividad en un hábito positivo, pero al lograr los objetivos que estimularon su liberación tiende a decrecer rápidamente.

Lo importante como pareja es conseguir establecer desafíos o proyectos en conjunto, en los cuales la motivación que pueda traernos un “baño” de dopamina no sólo dependa de actividades de corto plazo, sino, todo lo contrario, podamos establecer objetivos y metas, tanto finales como parciales, para poder ser un equipo que no sólo festeje los logros finales sino todo el proceso.

Algo que estimula la liberación de adrenalina y cortisol son las actividades en conjunto que puedan ser compartidas y hagan creer a toda nuestra uccm (unidad cuerpo cerebro mente) que se enfrenta a una situación de peligro en donde tener aliados nos brinda seguridad, fomentando el apego (una montaña rusa o una película de terror lo producen). también puede liberarse en situaciones donde salgamos de nuestra “zona de confort”, como ir a lugares donde desconozcamos costumbres o idiomas, y superar los escollos que se presenten en el camino brindará una gran satisfacción, al igual que practicar un estilo de baile o ejercicio, que además liberará endorfinas, llenándonos de felicidad y aumentando el estado de ánimo.

A esto se le pueden sumar cientos de estrategias que descubriremos con el avanzar de la vida en pareja, sabiendo que principalmente toda situación que compartamos junto al otro nos brindará mayor seguridad y podremos sentir que todo desafío puede ser superado si trabajamos en equipo: esto creará memorias emocionales muy positivas con esa persona, además de lazos muy fuertes y duraderos en el tiempo.

Lo importante es siempre compartir desafíos y proyectos, sabiendo que las dificultares aparecerán en el camino. con conocimiento todos tenemos la capacidad de comprender las diferencias para ser el pilar de nuestro ser amado, ayudándolo a eludir cualquier dificultad con un proyecto principal de corto, mediano y largo plazo, para ser felices juntos

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