Dijo Antonio Machado que “todo necio
confunde el valor con el precio”.
Uno de los grandes dilemas a la
hora de vender un bien o producto es responder a la pregunta ¿qué precio le
pongo a mi producto? La evolución desde la teoría del valor de costes hasta la teoría del valor subjetivo,
a finales del siglo XIX, es uno de los avances más importantes en la historia
económica.
Pero, ¿Cuál fue el avance? El considerar que el precio no viene determinado por la suma de
los costes de producción, sino por el valor subjetivo que el consumidor está dispuesto a
pagar. Este revolucionario cambio se lo debemos a un economista de la escuela
austriaca llamado Carl Menger.
Voy a poner un ejemplo para
explicarlo. Supongamos que hoy he comprado dos camisetas de dos clubes de
fútbol por las que he pagado el mismo precio. Ambas están fabricadas con los
mismos materiales y son de la misma marca, pero tienen una pequeña diferencia,
una es del Real Madrid C.F. y la otra es del F.C. Barcelona. Como yo soy fan
del Real Madrid la camiseta de este club tendrá mucho más valor para mí que la
del Barcelona. Por tanto, hubiese estado dispuesto a pagar más dinero por ella
que por la del Barcelona.
El
valor subjetivo que da
el consumidor a un bien es una de las variables más importantes del
denominado “marketing mix“, modelo de
gestión que manejan los equipos de marketing y ventas de todas las compañías.
Existen multitud de ejemplos
que ponen de relieve que el consumidor está dispuesto a pagar un precio mayor por un producto
frente a otro, aunque estos sean casi iguales.
Pero, ¿por qué estamos dispuestos a
pagar ese sobreprecio? Existen
multitud de teorías económicas, psicológicas y sociológicas que tratan de
explicar este proceso. Pero para mi el principal motivo para explicarlo es la satisfacción que obtiene el
consumidor al poseer el bien en cuestión, ya sea porque le da prestigio,
exclusividad, notoriedad, etc. Un ejemplo muy actual es el caso de los
productos de Apple, los compradores de sus productos
estrella (Iphone y Ipad) están dispuestos a pagar un 30-50% más por un producto
de Apple que por su equivalente de la competencia, por ejemplo, la gama
Galaxy de Samsumg
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